Las tragedias ocurren. Podemos descubrir la razón, culpar a los demás, imaginar lo diferente que sería nuestra vida si no hubieran ocurrido. Pero nada de eso es importante: si ocurrió, ocurrio. A partir de ahí en adelante debemos dejar de lado el miedo que despertó en nosotros y comenzar a reconstruir.
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